viernes, 19 de octubre de 2007

El arte y la poesía Rococó.

Definición de Rococó.

El Rococó es un movimiento artístico nacido en Francia, que se desarrolla de forma progresiva entre los años 1730 y 1760.
El Rococó se define por el gusto por los colores luminosos, suaves y claros. Predominan las formas inspiradas en la naturaleza, en la mitología, en la belleza de los cuerpos desnudos, en el arte oriental y especialmente en los temas galantes y amorosos. Es un arte básicamente mundano, sin influencias religiosas, que trata temas de la vida diaria y de las relaciones humanas. Es un estilo que busca reflejar lo que es agradable, refinado, exótico y sensual.




Habitación de la reina. Versailles.

















El lunarcito
La noche y el día,
¿qué tienen de igual?
¿De dónde, donosa,
el lindo lunar
que sobre tu seno
se vino a posar?
¿Cómo, di, la nieve
lleva mancha tal?
La noche y el día,
¿qué tienen de igual?
¿Qué tienen las sombras
con la claridad,
ni un oscuro punto
con la alba canal
que un val de azucenas
hiende por mitad?
La noche y el día,
¿qué tienen de igual?
Premiando sus hojas,
el ciego rapaz
por juego un granate
fue entre ellas a echar;
mirolo y riose,
y dijo vivaz:
«La noche y el día,
¿qué tienen de igual?»
En él sus saetas
se puso a probar,
mas nunca lo hallara
su punta fatal.
Y diz que picado,
se le oyó gritar:
«La noche y el día,
¿qué tienen de igual?»
Entonces su madre
la parda señal
por término puso
de gracia y beldad,
do clama el deseo
al verse estrellar:
«La noche y el día,
¿qué tienen de igual?»
Estréllase, y mira,
y torna a mirar,
mientra el pensamiento
mil vueltas le da,
iluso, perdido,
ansiando encontrar,
la noche y el día
¿qué tienen de igual?
Cuando tú lo cubres
de un albo cendal,
por sus leves hilos
se pugna escapar.
¡Señuelo del gusto!
¡dulcísimo imán!
La noche y el día,
¿qué tienen de igual?
Turgente tu seno
se ve palpitar,
y a su blando impulso
él viene y él va;
diciéndome mudo
con cada compás:
«La noche y el día,
¿qué tienen de igual?»
Semeja una rosa
que en medio el cristal
de un limpio arroyuelo
meciéndose está,
clamando yo al verle
subir y bajar:
«La noche y el día,
¿qué tienen de igual?»
¡Mi bien!, si alcanzases
la llaga mortal
que tu lunarcito
me pudo causar,
no así preguntaras,
burlando mi mal:
«La noche y el día,
¿qué tienen de igual?»




















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